viernes, 13 de abril de 2012

RECORDANDO A UN TIPO ESPLÉNDIDO

Hoy me apetece recordar a un tipo curioso. Ni más ni menos, me refiero a TRIMALCIÓN, uno de los protagonistas de la obra "El Satiricón" de Petronio. Se trata de una obra parcial, construida a partir de diversos fragmentos encontrados a lo largo de los años. Sobre su autor, CAYO TITO PETRONIO (14/27-65 d.C.), no se tiene muchas referencias. Se sabe que fue un miembro de la alta sociedad romana (de hecho, fue procónsul de la provincia romana de Bitinia -actual Turquía- y más tarde cónsul). Según el historiador romano Cornelio Tácito (55-120 d.C.), Petronio era un refinado vividor, dotado de un gran sentido de la elegancia y el buen gusto. De hecho, llegó a formar parte del círculo más reducido del emperador Nerón (37-68 d.C.). Sin embargo, fruto de varias difamaciones y acusaciones en falso, acabó cayendo en desgracia ante los ojos del emperador y, finalmente, quitándose la vida dejando, al parecer, a su muerte un escrito donde aireaba los vicios del propio Nerón.


Una de las partes más interesantes de esta obra es el banquete que Gayo Pompeo Trimalción organiza y en el que se busca excitar todos los sentidos, no sólo el gusto. Por ello, no hay duda que merece el calificativo de "El Espléndido" como podréis comprobar a continuación.

Los protagonistas de la obra, los jóvenes Ascilto y Encolpio, acuden a una cena organizada por un liberto llamado Trimalción quién demostrará, a lo largo de la cena, su ostentosidad.
Paso a relataros los principales platos de este pedazo de banquete:


ä Unos entremeses en bandeja donde había un asno hecho en bronce de Corinto con alforjas en las cuales, a un lado había aceitunas blancas y al otro aceitunas negras. Sobre el asno, otras dos fuentes -haciendo forma de tejado- en cuyos bordes estaba grabado el nombre de Trimalción y por encima, una pasarela soldada sobre la que había unos lirones con miel y adormidera.





ä Salchichas calientes sobre una parrilla de plata y, bajo ésta, ciruelas de Siria con gajos de naranja.


ä Un canastillo en cuyo interior había una gallina de madera. Bajo ésta, unos huevos de pavo. Trimalción invita a romperlos con una cuchara y, al romperlos, aparecen unos pollitos que, en realidad, son productos de pastelería.





ä Vino con miel y diversos odres y ánforas de vino.






ä Una gigantesca bandeja circular, donde aparecían representados los doce signos del zodiaco. Cada uno de ellos, con un plato decorado bellamente con frutas, joyas y flores:

   
    -Aries: garbanzos.
    -Tauro: carne de ternera.
    -Géminis: testículos y riñones.
    -Cáncer: diademas y carne de cangrejo.
    -Leo: higos chumbos.
    -Virgo: ubres de cerdo.
    -Libra: una torta y una tarta.
    -Escorpión: pescado de mar.
    -Sagitario: liebre.
    -Capricornio: langosta.
    -Acuario: oca.
    -Piscis: barbos.

Asimismo, sobre la parte superior de la bandeja, una segunda bandeja llena de jugosos pollos, ubres y, en el centro, una liebre a la que habían puesto unas alas recordando a Pegaso. En cada ángulo había, además, un pequeño odre con salsa de pimienta que caía sobre el pescado.





ä Un jabalí de gran tamaño, con un gorro de liberto en la cabeza y dos cestas de hojas de palmera, colgando en sus dos colmillos, las cuales estaban llenas de dátiles de Caria (región del sudoeste de Turquía) y de Tebaida (región egipcia). Alrededor del jabalí, varios lechones como colgados de las ubres con lo que se daba la impresión de que era un jabalí hembra. De repente, un servidor corpulento aparece y, con su puñal, taja el costado del jabalí saliendo de su interior varios tordos, los cuales fueron atrapados por los sirvientes y entregados a los invitados al banquete.






ä Diversas cestas con finas uvas.






ä Entrada en la estancia de tres cerdos vivos, blancos, con bozales y cascabeles. Trimalción pregunta a sus invitados cual de ellos quieren para ser preparado al momento. Los comensales se asombran de lo rápido que es preparado. El cocinero lo abre por  la panza y de su interior salen un gran montón de salchichas y butifarras.






ä Una fuente de 200 libras de carnero cocido. Es servido con una espada a los comensales.






ä Descenso, del techo, de un aro donde cuelgan varios presentes de oro y perfumes para los invitados. Sobre la mesa, se sirven diversas tartas y frutas que, al tocarlas mínimamente, echaban agua de azafrán.






ä A cada invitado, se sirve un capón y varios huevos de oca.






ä Otros productos: morcillas, mollejas, pan de harina integral y acelgas.






ä Tarta fría cubierta de miel de Hispania, acompañada de garbanzos, altramuces, nueces y manzanas.






ä Queso tierno, mistela, caracoles, tripas, higadillos al plato, huevos con caperuza, nabos y mostaza, aceitunas aliñadas y jamón.






ä Tordos de harina candeal rellenos de pasas y nueces y junto a membrillos con púas incrustadas a modo de erizos.






ä Entrada de varios sirvientes cargando ánforas con las que se deja caer, sobre los invitados, vieras y ostras.






ä Gallo preparado al instante con salsa de pimienta.



Éste fue el sustancioso menú que el obsequioso Trimalción dio a sus invitados. Comida e historia, dos de mis pasiones. Me gustaría invitaros a que aportéis recetas antiguas de cualquier época histórica (las contemporáneas también son bienvenidas). Yo iré dando algunas recetas que encuentre por ahí tanto en obras clásicas, actuales o en internet. Animaos y escribid para llenar de buenos platos este blog. Sed bienvenidos a este banquete.